La palabra
bizcocho proviene del latín : bis coctus que significa cocido
dos veces.
El bizcocho es
una preparación de gran antigüedad, hay antecedentes nada menos que en la tumba
de Ramsés III en Tebas (siglo X a. de C.)
La doble cocción
del bizcocho (que hoy día en general no se mantiene) consiste en secarlos en el
horno después de cocidos para conservarlos mejor. Con esto se pueden conservar
mucho tiempo, por lo que fueron ampliamente utilizados como alimento de
soldados y navegantes.
La historia nos
ha legado muchísimas recetas, muchas veces ligadas a algún evento o lugar. No
hay ciudad o pueblo que carezca de su bizcocho típico. Sin salir de España y
sin pensar mucho, recordamos toda clase de bizcochos, bizcochuelos, bizcotelas y
bizcochadas: mantecadas, “sobaos”, bizcochos borrachos, colineta, maimón,
rellenos de Bergara, soletillas, mojicones… Hay bizcochos que son ya patrimonio
de la cocina de Occidente como las magdalenas, el bizcocho enrollado (brazo de
gitano), el plum cake, o el clásico “cuatro cuartos” (4 huevos + su mismo peso
de azúcar, mantequilla y harina), fórmula difundida en toda Europa y que fue
llevada hasta Japón por los misioneros españoles en el siglo XVII.
Clases de bizcochos
Se pueden
distinguir dos grupos fundamentales: los bizcochos para tomar solos y los
bizcochos para rellenar, emborrachar o formar tartas, que son más ligeros. De
estos últimos, el más extendido es el bizcocho de genovesa (génoise en
francés), que es el que se utiliza para hacer tartas de pisos.
Según los
ingredientes, la variedad es infinita: con frutas, chocolate, especias,
licores…
Por forma y
tamaño nos encontramos con muchísimas preparaciones que en lo básico no son
sino bizcochos como las magdalenas, cupcakes, muffins, etc.
El "pa de pessic" es popular en toda
Catalunya, pero en Vic lo es de una manera especial. Antiguamente era costumbre
que en las procesiones patronales se llevara un pastel que se repartía entre
los asistentes. Este pastel era una tentación constante y los pellizcos que
sufría antes de hora hicieron que se llamara "el pan que se come a
pellizcos". La peculiaridad del de Vic es que, aunque elaborado según la
norma, las claras de huevo se montan con mimbre y no con la clásica batidora.
Se puede comprar en diversas pastelerías del centro de Vic.
6 huevos
125 Azúcar Glaseada
125gr Harina de repostería
1 Cucharadita de impulsor (levadura tipo royal)
Precalentamos el horno
Separamos las yemas de las claras
Montamos las claras a punto de nieve
Clareamos las yemas junto con el azúcar con la ayuda de un batidor
Agregamos la harina y levadura tamizadas, poco a poco a la mezcla
de yemas.
Por último, añadimos con sumo cuidado las claras a punto de nieve,
con movimientos envolventes
Horneamos a 170-180º unos 20min. Para saber si está, puedes
pinchar con un palillo
Desmoldamos y dejamos enfriar sobre una rejilla metálica
Espolvoreamos azúcar glassé.
Montamos
Nata con el batidor eléctrico, cuando está empezando a cuajar, le añadimos el
azúcar glass y café soluble al gusto y terminamos de montar hasta que tenga una
consistencia adecuada.
Calentamos
la Nata y cuando rompa a hervir, la retiramos del fuego. Añadimos el chocolate
(1-1) y movemos con batidor manual hasta su disolución. Dejamos que repose en
nevera.
Partimos de la
Trufa cobertura y mezclamos con Nata Montada con cuidado, hasta obtener la
textura deseada.
O calentamos la Nata 1l y el Chocolate
200gr, dejamos enfriar y montamos con batidora eléctrica
4 Yemas,
100gr azúcar, 40gr maicena, ½ l Leche, Aromatizantes
Mezclamos
los ingredientes y ponemos al fuego lento sin dejar de remover, hasta que
espese.
Dejamos
reposar en una bandeja, tapándola con film a ras de la crema.
Mousse de Queso (Mató,
Ricotta, Mascarpone…)
Semimontamos la Nata con Azúcar glas al gusto y añadimos el
Queso (1-1), si hace falta, seguimos batiendo hasta obtener la textura deseada